domingo, 3 de octubre de 2010

Primeras impresiones

Dicen que lo bueno se hace esperar...bien, yo no iba a ser menos. Llegué el 22 de septiembre con una hora de retraso, agradeciendo por supuesto al Ingeniero (espero que no de la UPM) que debía firmar unos papeles de mantenimiento del avión y que no sólo no había firmado, sino que no había forma de localizarle. En fin, no es que me guste esperar, pero bueno, problemas típicos de un país como es España, al fin y al cabo, un tipo que sale de fiesta, llega borracho a su casa, apaga el móvil para que nadie le despierte, y a la mañana siguiente se da cuenta que es Ingeniero y que un avión no puede despegar sin su "oh poderosa firma" (total, a mi me da un poco igual que él vaya a la cárcel si nos pasa algo, preferiría el patíbulo), llega tarde al trabajo por órdenes de su jefe localizado sólo Dios sabe cómo y pone su rúbrica.

Viena no es una ciudad como otra cualquiera...salvo que alguien cercano te diga "es lo peor, son unos bla bla, a mí no me gustó, es una ciudad de nenazas...". Supongo que he de agradecer a esta persona, que hizo mis expectativas de la ciudad bajasen de tal forma que cuando llegué me impactó de tal modo que llevo sólo 11 días y me he acostumbrado como si fuese mi hogar natal.

Iré más o menos en orden, según se me vaya ocurriendo, han pasado tantas cosas que algunas se me quedarán en el tintero, pero bueno, ¡poco a poco!

Viena.

La ciudad es espectacular, un casco histórico impresionante, palacios en pleno centro, y un transporte público digno de admirar, sin pasarelas, sin tener que picar el maldito metrobus cada vez, sin esperar colas...todo un lujo. Metro, tranvía, autobuses...y encima los pocos coches que hay son de alta gama, en fin...

Inconveniente, el estilo de vida austriaco. Se levantan pronto, y se acuestan pronto. A las 4 de la tarde aquí es como a las 7 en España, los comercios cierran a las 7 y salvo que salgas de fiesta, poco puedes hacer a esas horas...

La gente es realmente buena, al menos la mayoría lo han sido conmigo, en cuanto he tenido un problema nadie ha dudado en ayudarme. Los vieneses son muy buena gente, pese a que su alemán no lo sea, con un acento más cercano al ruso burgalés que al alemán "Hochdeutsch" que tantos años hemos estudiado para llegar aquí y poner cara de poker cuando te dicen "Grüss Gott!". Sin embargo, de los sitios en los que he estado fuera, es donde mejor me han tratado, y si tienen que esforzarse para repetirte la misma frase diez veces, te la repiten, sin poner mala cara (salvo algunos funcionarios claro...creo que en todos los países esa gente es harina de otro costal...). Aún así, la inmesa mayoría son buena gente empezando por mi buddy, una persona que te asignan para orientarte en la tediosa burocracia austriaca, hasta los tipos que regentan comida rápida de dudosa procedencia. Aqui es perfectamente aplicable "aquí todo somo amiiigu". Los buddies son imprescindibles, se implican, están pendientes de tí, te enseñan los primeros pasos en la ciudad y te sacan de fiesta cuando no conoces locales ¿qué más se puede pedir? En fin, una pena que en Madrid no existan para los Erasmus, siempre tendremos que ir cuarenta años atrasados supongo.

Residencia

La residencia de estudiantes en la que me alojo parece sacada de una piscina a medio hacer, ya lo vereis aquellos que vengais a verme =P ). Céntrica, cómoda y sobretodo con mucha gente con ganas de pasarlo bien, típico Erasmus supongo...
Siempre hay un plan para salir de viaje, tomar algo en una habitación, visitar algún monumento, o simplemente salir de fiesta.

El problema de la residencia es el ruido, y para los germanos, a partir de las diez quien haga ruido: policia. No hay más. No es que tengamos que ir gateando a partir de las diez, pero el estilo español de tomarse unas cervezas y pegar gritos no se lleva aquí, supongo que un precio a pagar por ser una de las ciudades con mayor nivel de vida y seguridad del mundo.


Universidad

La Universidad Técnica de Viena (TU-Wien) está en el centro de la ciudad, todo un lujo, sólo hay que coger un tranvía y en 15 minutos estás en clase. Aquí no se lleva el estilo UPM. Si estudias, es porque quieres, porque te gusta, y porque quieres dedicarte a ello. Tú lo sabes, ellos lo saben, y te ayudan a conseguirlo. Se fomenta el aprendizaje, se ayuda al que se esfuerza, y se prima al que trabaja.

Las instalaciones son buenas, no hay laboratorios del S.XIX como algunos que conozco, y se ven cosas tan raras como que un profesor te dé las gracias sólo por el mero hecho de matricularse en su asignatura...dá mucho que pensar.


Fiesta

La fiesta aquí es muy distinta que España. Para empezar, podemos salir los lunes, martes, miércoles...(sí, yo tampoco me lo creía). Por ejemplo, los lunes tenemos un sitio llamado Ride Club donde la entrada es gratuita por ser Erasmus y las copas a un precio irrisorio, pero aún hay más. El miércoles hay un local llamado "Loco" cuyos precios de las copas oscilan entre los 0,5€ y 2€. Yo pensé que era una broma, hasta que lo ví por mis propios ojos. Entrada gratuita con un carnet Erasmus que hemos hecho (gracias a Buddynetwork y la ESN, una asociación Erasmus, y copas a precio ridículo. La pega, que de 7 a 8 de la tarde es cuando valen los 50 céntimos. La ventaja, aquí el estilo de vida es salir pronto y volverse pronto, pudiendo ir a clase sin problema, supongo que pragmático, típico germánico...

Aún así, si quieres volver tarde, ningún problema, los sitios cierran la mayoría a las 4 de la mañana, otros a las 6, hay discotecas after-hour, eso sí, con el metro abierto los fines de semana (what the hell?!) y varias líneas nocturnas que conectan los puntos importantes de la ciudad.


Hasta ahora sólo veo ventajas, salvando los trámites que he tenido que aguantar los primeros días para tener todo en orden y poder cumplir con la burocracia austriaca. Meldezettel, Ausweis für Studierende, Magistraat Abteilung...mucho papeleo para tenerte controlado pero con un aire de seriedad que denota eficacia.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Preliminares

Sólo unos días me separan de lo que será el inicio del fin de la carrera que tantos años he tenido que aguantar. Tiempo de subidas y bajadas, altibajos traducidos en cansancio y sufrimiento, pero por otro lado el compañerismo, las ganas de aprender, el afán de superación, saber valorar cualquier momento positivo y la ilusión de poder compartir un momento como este.

Así pues, empieza un nuevo episodio que iré relatando en este Blog, y que espero que sigáis y comentéis, pues como ya he escrito, una de mis mayores ilusiones es poder compartir con vosotros, de una forma u otra, todo lo que voy a ver y sentir, y para aquellos que estén dispuestos, me encantará recibiros con los brazos abiertos si vais a verme e intentar que juntos disfrutemos de la experiencia que se aproxima.